El tema que se presenta en la obra literaria “Sobre Héroes y Tumbas” de Ernesto Sábato está enfocada en el “enamoramiento” de los protagonistas.
Todo empezó por encuentros que se suscitaban entre Alejandra y Martín en el parque, en uno de estos ella citó a Martín lo cual encendió más el interés de él por aquella mujer. Él asistió al siguiente día, pero nunca llegó, pasaron meses y Martín continuaba yendo, cuando estuvo a punto de desistir Alejandra apareció y sólo le dijo “Te dije que nos volveríamos a ver pero no te dije cuando”. En aquella ocasión revela toda su vida a Martín, ésta era muy trágica ya que su padre había traicionado a su madre tras la muerte de ésta, desencadenando una serie de consecuencias que la convirtieron en una persona fuera de sí y sin sentido común. Además, la experiencia amorosa en el pasado no fue la mejor, ya que tuvo una relación con un tal Marcos que pensaba casarse con ella, pero Alejandra siempre tuvo la convicción de nunca tener hijos, ésta idea poco maternal no le agradó a aquel sujeto por lo que todo terminó.
Luego de interpretar el por qué contar en su primera cita, la penosa vida que tuvo, me llevó a entender que podía tomarse como un tipo de advertencia a Martín, ya que ella lo que le podía ofrecer es una vida tormentosa y con poco amor.
Continuando con Martín también tenía antecedentes frustrantes, ya que su madre trató de abortar cuando estaba embarazada de él, poniendo como excusa que era un error y se lo recordaba todo el tiempo, esto conllevó a que Martín tenga una imagen mala de su lado materno. “Como si toda la basura de su madre la hubiese acumulado en su alma a presión”. “Será por eso –agregó- que cuando pienso en ella siempre se me asocia la palabra cloaca”. Aparte de esto su padre era un pintor fracasado al cual odiaba aunque jamás quisiera admitirlo.
Éste supuesto amor que tienen Alejandra y Martín no es un amor sano, es más una morbosa pasión amorosa, ya que ninguno estaba en condiciones de amarse por el motivo principal de no amarse ni siquiera a ellos mismos. Alejandra, una joven demasiado depresiva, con antecedentes de locura en la familia, que cree que el mundo no es para ella y que en su vocabulario diario sólo constan las frases: “el mundo es una porquería”, “ciudad inmunda” y “yo soy una basura”; frente a Martín, un muchacho sereno que a pesar de su dura vida no perdió su parte idealista en cuanto a temas relacionados con la vida y el amor.
Para finalizar, existen diálogos que podemos encontrar en el cuento se evidencia que la relación entre los protagonistas era enfermiza y con poco futuro, Alejandra lo sabía y lo advertía contantemente a Martín, pero queda la contradicción de que a pesar de esto, ella lo quería a su lado sin pensar que su locura acabaría con su vida trágicamente, perdiendo su pobre esperanza si alguna vez la tuvo.
“…Y entonces, dándose la vuelta hacia él, con acento amargo agrego:- Pero Martín, yo soy una basura, ¿Me entendés? No te engañes sobre mí.
Martín apretó una de las manos de Alejandra, con las dos suyas, la llevo a sus labios y la mantuvo así besándosela con fervor y dijo:
- ¡No Alejandra!, ¡Por qué decís algo tan cruel!, ¡Yo se que no es así!, ¡todo lo que he visto en ti me demuestra que no es así!”
“… - ¿Qué soñaste recién? - Pregunto Martín sobriamente
- ¿Para que querés saberlo? No vale la pena
- ¿ves?, tenés un mundo desconocido para mi, ¿Cómo podes decir que me querés?
- Te quiero mucho Martín.
- Bah…..me querés como a un chico
Ella no dijo nada
- ¿Ves? - comentó Martín amargamente
- No…no…no tonto…Estoy pensando… yo misma no tengo las cosas claras….Pero te necesito, de eso estoy segura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario